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LA TORTUGA EN EL POSTE


Un joven está paseando por la plaza de un pueblo y decide tomar un descanso.
Se sienta en un banco... al lado hay un señor de más edad y, naturalmente, comienzan a conversar sobre el país, el gobierno y finalmente sobre los Legisladores y similares.

El señor le dice al joven:
- "¿Sabe? -
LOS LEGISLADORES Y DEMÁS, SON COMO UNA TORTUGA EN UN POSTE."
Después de un breve lapso, el joven responde:
- "No comprendo bien la analogía... ¿Qué significa éso, señor?"

Entonces, el señor le explica:
"Si vas caminando por el campo y ves una tortuga arriba de un poste de alambrado haciendo equilibrio" ¿Qué se te ocurre?
Viendo la cara de incomprensión del joven, continúa con su explicación:
- Primero: No entenderás cómo llegó ahí.
- Segundo: No podrás creer que esté ahí.
- Tercero: Sabrás que no pudo haber subido solita ahí .
- Cuarto: Estarás seguro que no debería estar ahí.
- Quinto: Serás consciente que no va a hacer nada útil mientras esté ahí.
"Entonces lo único sensato sería ayudarla a bajar."

EN LAS PRÓXIMAS ELECCIONES ,

HAGÁMOSLO BIEN, TRATEMOS DE QUE NINGÚN ANIMAL SUBA AL POSTE.

(Colaboración de Rubén Rausch)

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Consejo médico



Me ha dicho un médico esta mañana que el único modo de conseguir la verdadera paz interior y alcanzar la felicidad es acabar todo lo que tengas pendiente o a medias.
Así que he echado un vistazo por casa y he encontrado varias cosas que había comenzado pero que no había finalizado: he terminado por completo una botella de tinto reserva, una botella de tinto crianza, una bodella de Baileys, una bodeya de grron, un baquettte de batatas britas, una gajjja de vallllliiiiiuuum, el resdo de unas yogoladinas y de udas badalenas. Do dienes di idea de lo godidamende ffffabulosssso gue me diendo agora midmo. Fod favod engvía ezdo a dodoz losss gue ziendaz gue nededidan bazz inderiozz y do alganzann la velicidadd.. Coñññño oz guiero bussshho a dodoz


Ageguay

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El chalet en la cima de un edificio

(Otra colaboración de Elbita.(Elba Gonzalez Dorfman))
La curiosa historia de la casa normanda que se asoma sobre la 9 de Julio
Está situado sobre una mole de diez pisos, en Sarmiento 1113, con vista al Obelisco

En la era del tranvía, el chalet (marcado con un círculo en la foto) formaba parte de las postales porteñas.
Don Rafael Díaz nunca imaginó que su esfuerzo iba a traducirse en un sueño realizado. Terminaba el siglo XIX. El tenía 15 años, era vendedor en una mercería de la calle Chacabuco y a la noche dormía sobre el mostrador del negocio. Su empleador, ante el empeño de Díaz, le auguró: "Usted va a ir al Paraíso, Rafael, usted tiene un chalecito reservado en el cielo".
Ese fue el origen del chalet que se levanta en la cima del edificio de Sarmiento 1113, que se asoma sobre la 9 de Julio y que tiene como vecina la mismísima punta del Obelisco.
Ahora está casi escondido bajo carteles publicitarios. Son pocos los ángulos desde los que se lo ve. Cada tanto, algún peatón que cruza la gran avenida cree descubrirlo. "¿Y eso? ¿Qué loco hizo un chalet ahí arriba? ¿Quién vivirá ahí?" Y no. Vivir ya no vive nadie. Ahora funcionan oficinas. Pero hace muchos años sí...
La idea de tener una casita en el cielo obsesionó a don Rafael. Y no quiso esperar hasta la otra vida. Un día él iba a tener un edificio de diez pisos -en el que sólo se vendieran muebles-, coronado por un chalet normando como uno que había visto en Mar del Plata.
En 1927 terminó de construir su sueño. Inauguró Muebles Díaz, que se convirtió en una de las grandes tiendas de Buenos Aires. Todo el mundo la conocía como la mueblería del chalecito. Mónica Abal de Schiavon, su bisnieta, cuenta que el hombre decidió hacerse una sucursal de la casa.
Vivía en Banfield. No podía volver a almorzar: entonces, creó allí un segundo hogar. Comía en la primera planta. Hacía una siestita, ni muy corta ni muy larga, y volvía a trabajar.
Su chalet no sólo rascaba la panza al cielo. En días claros, permitía ver la costa del Uruguay. Le gustaba mirar la ciudad. Desde esas ventanas, el señor Díaz vio, bloque por bloque, cómo levantaron el Obelisco en 1936. También fue testigo de la apertura de la 9 de Julio. Nada de eso estaba cuando él llegó.
De hecho, el señor Díaz sabía que la publicidad era la clave del negocio. Pero no quería pagar por ella. Y supuso que el chalecito era la mejor publicidad. Pero cuando él edificó, la calle era muy angosta y no había ángulo desde el cual divisar la casita. Tuvo suerte. O ayuda desde lo alto. Porque pronto se abrió la 9 de Julio. Y el chalecito pasó a ser parte de la típica postal de Buenos Aires, una ciudad en la que todavía corrían los tranvías.
Hoy, para llegar al chalet hay que subir por ascensor. En la planta baja funciona la administración del edificio, y en el primer piso, oficinas con alfombra gris y muebles modernos. El techo es de teja francesa. El comedor conserva el bow window con vitrales. Sobrevivieron las baldosas con arabescos del baño.
Al último piso se llega por una escalerita de caracol. Está vacío. Pero mantiene la esencia de la casa. Los ventanales enmarcan una vista única. Es posible estar bajo el techo a dos aguas de un altillo y mirar cara a cara, la punta del Obelisco.
En la terraza se mantiene una decena de maceteros repletos de flores, una pincelada de cómo se vería cuando don Rafael la convirtió en un jardín donde se exponían muebles de exterior.
Cuentan los nietos que en los años 40 y 50 el negocio fue una de las mayores mueblerías de América latina. La decadencia llegó cuando las grandes tiendas por departamento dejaron de ser iconos de Buenos Aires.
Don Rafael falleció en 1968. El negocio quedó en manos de sus hijos y, hacia fines de los años 70, los pisos se alquilaron para otros usos. Y con el auge de los carteles lumínicos, el pequeño gran chalet, el símbolo del sueño del señor Díaz, quedó tapado.
Por años estuvo abandonado. Y oculto. Fue sede de una agencia de modelos y el laboratorio de un fotógrafo.
Y así fue como los porteños terminaron desconociendo la historia de aquella casita. Cada tanto, alguno se sorprende: ¿quién habrá sido el loco que se hizo semejante chalet en la punta de un edificio y asomándose a la 9 de Julio?
Radio Díaz

Rafael Díaz compró una antena de radio y lanzó la frecuencia Broad Casting Muebles Díaz, que, desde el chalet, mechaba promociones de la casa con temas musicales. Cuando la radiodifusión se reguló en el país, Díaz no estuvo dispuesto a pagar un peso por su radio. Y cedió su antena a una emisora en ciernes: resultaron ser las primeras transmisiones de Radio Rivadavia.
 
Arrevoire

La Onda Verde

Este es un correo que anda circulando y que me acercara Elbita (Elba González Dorfman) y que me encanta por su ecológico uso de la ironía reciclable)

En la fila del supermercado, el cajero le dijo a una señora mayor que debería traer su propia bolsa de compras ya que las bolsas plásticas no eran buenas para el medio ambiente.

La señora pidió disculpas y explicó: "Es que no había esta onda verde en mis tiempos." El empleado le contestó:- "Ese es nuestro problema ahora. Su generación no tuvo suficiente cuidado para preservar nuestro medio ambiente."

Tenía razón -- nuestra generación no tenía esa onda verde en esos tiempos.

En aquel entonces, las botellas de leche, las botellas de gaseosas y las de cerveza se devolvían a la tienda. La tienda las enviaba de nuevo a la planta para ser lavadas y esterilizadas antes de llenarlas de nuevo, de manera que podían usas las mismas botellas una y otra vez. Así, realmente las reciclaban.

Pero no teníamos onda verde en nuestros tiempos.

Subíamos las gradas, porque no había escaleras mecánicas en cada comercio y oficina. Caminábamos al almacén en lugar de montar en nuestro vehículo de 300 caballos de fuerza cada vez que necesitábamos recorrer dos cuadras.

Pero tenía razón. No teníamos la onda verde en nuestros días.

Por entonces, lavábamos los pañales de los bebés porque no había desechables.

Secábamos la ropa en tendederos, no en esas máquinas consumidoras de energía sacudiéndose a 220 voltios -- la energía solar y eólica secaban verdaderamente nuestra ropa. Los chicos usaban la ropa de sus hermanos mayores, no siempre modelitos nuevos. Pero esa señora está en lo cierto: no teníamos una onda verde en nuestros días.

En ese entonces teníamos una televisión, o radio, en la casa -- no un televisor en cada habitación. Y la TV tenía una pantallita del tamaño de un pañuelo (se acuerdan?), no una pantallota del tamaño de un estadio.
En la cocina, molíamos y batíamos a mano, porque no había máquinas eléctricas que lo hagan todo por nosotros.
Cuando empacábamos algo frágil para enviarlo por correo, usábamos periódicos arrugados para protegerlo, no plastoformos o bolitas plásticas.
En esos tiempos no encendíamos un motor y quemábamos gasolina sólo para cortar el pasto. Usábamos una podadora que funcionaba a músculo. Hacíamos ejercicio trabajando, así que no necesitábamos ir a un gimnasio para correr sobre pistas mecánicas que funcionan con electricidad.

Pero ella está en lo cierto: no había en esos tiempos una onda verde.
Bebíamos de una fuente cuando teníamos sed, en lugar de usar vasitos o botellas plásticos cada vez que teníamos que tomar agua.
Recargábamos las plumafuentes con tinta, en lugar de comprar una nueva y cambiábamos las hojillas de afeitar en vez de echar a la basura toda la afeitadora sólo porque la hoja perdió su filo.

Pero no teníamos una onda verde por entonces.

En aquellos tiempos, la gente tomaba el tranvía o un omnibus y los chicos iban en sus bicicletas a la escuela o caminaban, en lugar de usar a la mamá como un servicio de taxi de 24 horas.
Teníamos un enchufe en cada habitación, no un banco de enchufes para alimentar una docena de artefactos. Y no necesitábamos un aparato electrónico para recibir señales de satélites a kilómetros de distancia en el espacio para encontrar la pizzería más próxima.

Así que ¿no les parece lamentable que la actual generación esté lamentándose cuán botarates éramos los viejos por no tener esta onda verde en nuestros tiempos?


Arrevoire



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¡¡¡ HAY QUE COMER PAN !!!


Un viejito visita al médico, quejándose de su impotencia.
- Doctor, ¿Qué puedo hacer para combatir la impotencia ?
El doctor, al verlo muy acabado y para sacárselo pronto de encima, le dice:
- Mire, abuelo, si quiere tener buenas erecciones, coma mucho pan.
Así que el viejito entra en la primera panadería que encuentra y pide 5 kilos de pan.
La vendedora extrañada le pregunta:
- ¡Qué bien, abuelo! ¿Familia numerosa?
- No, hijita, vivo solo.
- Entonces, ¿va a organizar alguna reunión?
- No, hijita, para nada.
- Perdone la curiosidad -insiste la vendedora- pero, ¿para quién compra tanto pan?
- Pues es sólo para mí.
- Pero para usted solo, es mucho pan. ¡Se le va a poner duro!
- ¡¡¡ Ah, picarona !!!  !!! Vos también lo sabías !!!


Arrevoire



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Va, pensiero (vé, pensamiento)

Va, pensiero (vé, pensamiento) es el coro del tercer acto de Nabucco, una ópera de 1842 de Giuseppe Verdi, con letra de Temistocle Solera, inspirada en el Salmo 137 Super flumina Babylonis. Calificada tantas veces como la «obra judía de Verdi», canta la historia del exilio hebreo en Babilonia tras la pérdida del Primer Templo de Jerusalén. Este coro le dio fama a Verdi.

Posteriormente se convirtió en un himno para patriotas italianos quienes identificándose con el pueblo hebreo, buscaban la unidad nacional y la soberanía. La canción, cuyo tema es el exilio y que expresa nostalgia por la tierra natal, así como la frase «Oh mia patria sì bella e perduta!» (en italiano, «¡Oh patria mía, tan bella y perdida!») resonaba en el corazón de muchos italianos.
En su época, los italianos asimilaron esta obra como un canto contra la opresión extranjera en que vivían y como canto patriótico. El éxito de la ópera perdura hasta estos días.
Giuseppe Verdi
Era tal la necesidad del pueblo italiano de tener un símbolo patrio que los uniera (mas allá del himno italiano oficial) que en realidad fue el rey Víctor Emmanuelle II quien encargó al músico la composición de la obra para el pueblo italiano que estaba dividido.

El objetivo de este rey al encargar esta pieza musical era la de aglomerar Italia para los tiempos difíciles que se avecinaban. El rey no eligió a Verdi porque si nomás…. Sino porque Verdi era un fiel seguidor del rey.

Verdi vivió identificado con el ideal del risorgimento italiano que salvó a la patria de la dominación foránea. Su nombre sirvió de bandera a los revolucionarios, pues vitoreando al maestro vitoreaban a Víctor Manuel de Saboya, autor de la unidad peninsular. ¡Viva V.E.R.D.I.! significaba, en realidad, ¡Viva Vittorio Emmanuele Re D'Italia...!
Temistocle Solera
El éxito de ésta ópera se debe en parte a las cualidades musicales de la obra y en parte a la asociación que hacía el público entre la historia del pueblo israelí y las ambiciones nacionalistas de la época.
Nana Mouskouri hizo una versión de la canción hacia el año 1980. La canción de Boney M, Rivers of Babylon también está inspirada en el Salmo 137. En Chile, en 1990, fue cantada en el Estadio Nacional, cuando Augusto Pinochet dejó el poder, y lo asumió Patricio Aylwin, en el periodo de la Transición a la Democracia.
He aquí la traducción en castellano de la hermosa letra , sabiendo que todos hemos escuchado este coro alguna vez.

David Gleiser

Ve, pensamiento - "Nabucco" (Giuseppe Verdi)

Ve, pensamiento, sobre alas doradas;
¡ve, pósate en las praderas, en las colinas,
donde exhalan su fragancia tibios y suaves
los aires dulces de la tierra natal!

Del Jordán las orillas saluda,
de Sión las torres derruídas...
¡Oh, patria mía, tan hermosa y perdida!
¡Oh, recuerdo tan grato y fatal!

Arpa de oro de los fatídicos hados,
¿por qué muda del sauce cuelgas?
Los recuerdos en el pecho reenciendes,
¡háblanos del tiempo que fue!

Oh semejante a los hados de Solima
traes un sonido de crudo lamento,
ojalá te inspire el Señor una melodía
que infunda al padecer virtud,

que infunda al padecer virtud,
que infunda al padecer virtud,
¡al padecer virtud!



Milonga del Peón de campo / Atahualpa Yupanqui-José Razzano

Atahualpa Yupanqui, (Héctor Roberto Chavero), nació en Pergamino (Prov. Buenos Aires) el 22 de enero de 1908. Cantor, guitarrista, poeta, compositor, recopilador. Hizo sus primeros estudios musicales con el Padre Rosáenz. Más tarde aprendió guitarra en Junín (Prov. Buenos Aires) con Bautista Almirón. En 1918 su familia se trasladó a Tucumán. En 1923 murió su padre, por lo que tornó a radicarse con los suyos en Junín. En 1926 escribió Camino del indio. Emprendió un viaje a Jujuy, Bolivia y los Valles Calchaquíes. En 1931 recorrió Entre Ríos, afincándose un tiempo en Tala. Participó en la fracasada sublevación de los hermanos Kennedy, por lo que debió exiliarse en Uruguay. Pasó por Montevideo, para luego dirigirse al interior oriental y el sur del Brasil. En 1934 reingresó a la Argentina por Entre Ríos y se radicó en Rosario (Prov. Santa Fe). En 1935 se estableció en Raco (Prov. Tucumán) Pasó brevemente por la ciudad de Buenos Aires -donde diversos intérpretes comenzaban a popularizar sus canciones- para actuar en radio. Recorrió después Santiago del Estero, para retornar por unos meses a Raco en 1936. Realizó una incursión por Catamarca, Salta y Jujuy. Más tarde visitó nuevamente el Altiplano en busca de testimonios de las viejas culturas aborígenes. Retornó a los Valles Calchaquíes, recorrió a lomo de mula los senderos jujeños y residió por un tiempo en Cochangasta (Prov. La Rioja). A principios de la década del '40, en Tucumán se casó con María Martínez, pero el matrimonio fracasó. Poco después conoció en Córdoba a Paule Pepin Fitzpatrick, "Nenette", quien sería su definitiva compañera y colaboradora musical con el seudónimo "Pablo Del Cerro". Algo más tarde se editó "Piedra sola", su primer libro. En 1944, durante otra incursión por las provincias del noroeste creó El arriero. A poco debió abandonar Raco, episodio que dio origen a sus sentidas zambas Adiós Tucumán y La añera (1946). Enfrentado al régimen militar triunfante, desde 1946 a 1949, sufrió persecuciones, proscripción y cárcel. En 1950 pasó a Uruguay y desde allí a Europa. En París, Edith Piaf le dio la oportunidad de compartir el escenario, debutando en junio de ese año. A partir de allí, realizó varias giras por el Viejo Continente. Regresó a Buenos Aires en 1952. A causa de sus críticas fue expulsado del Partido Comunista, lo que le facilitó el reingreso a las radios, pero le valió las críticas de propios y extraños, que no sabían dónde encasillarlo. Así en 1956, derrocado el peronismo, también fue perseguido por los militares antiperonistas. Pasó unos años alternando entre sus residencias de Buenos Aires y de Cerros Colorados (Prov. de Córdoba), hasta que en 1963/64 emprendió una serie de viajes a Colombia, Japón, Marruecos, Egipto, Israel e Italia. En 1965 se editó el disco El payador perseguido. Durante 1967 recorrió en giras toda España, para luego instalarse casi definitivamente en París con periódicos regresos a la Argentina que, con el advenimiento en 1976 de la dictadura militar, se hicieron menos frecuentes. Recién en 1979 volvió a presentarse en su país. Sus actuaciones en Europa comenzaron a espaciarse a causa de algunos trastornos de salud. En 1986 Francia lo condecoró como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras. En 1987 volvió al país para recibir el homenaje de la Universidad de Tucumán. Debió internarse en Buenos Aires en 1989 para superar una dolencia cardíaca, pese a lo cual en enero de 1990 participó en el Festival de Cosquín. En noviembre de ese año murió Nenette. Sin embargo, a los pocos días Yupanqui cumplió un compromiso artístico en París. Volvió a Francia en 1992 para actuar en Nimes pero se indispuso y allí murió el 23 de mayo. Por su expreso deseo, sus restos fueron repatriados y descansan en Cerros Colorados. Dejó innumerables obras para el cancionero argentino de raíz folklórica. Como escritor, publicó Piedra sola (1940), Aires indios (1943), Cerro Bayo (1953), Guitarra (1960), El canto del viento (1965), El payador perseguido (1972) y La Capataza, (1992).
 Por:Emilio Pedro Portorrico
http://www.raicesargentinas.com.ar/Notas/biografias/yupanqui.htm
Milonga del Peón de campo - 1935
Poesía :Atahualpa Yupanqui
Música : José Razzano


Yo nunca tuve tropilla;
siempre he montado en ajeno.
Tuve un zaino que, de bueno,
ni pisaba la gramilla.
Paso una vida sencilla,
como es la del pobre pión:
madrugón tras madrugón,
con lluvia, escarcha o pampero...
A veces me duelen fiero
los hígados y el riñón.

Soy pión de la Estancia Vieja,

Partido de Magdalena;
y aunque no valga la pena,
anote...que no son quejas:
una tranquera con rejas,
un jardín grande, un chalet;
lo recibirá un valet
que anda medio disfrazao;
más no se asuste, cuñao,
y por mí pregúntele.

Ni se le ocurra explicar

que llega pá visitarme;
diga que viene a cobrarme
Y lo han de dejar pasar.

El hombre le vá a indicar

que siga los ucalitos;
al final está el ranchito
que han levantao estas manos;
esa es mi casa, paisano,
¡Ahí puede pegar el grito!

Allá le voy a mostrar

mi mancarrón, mis dos perros,
unas espuelas de fierro
y un montón de cosas más.
Si es entendido, verá
un ponchito de fina trama,
y un  retrato de mi Mama
que es ande rezo pensando,
mientras lo voy adornando
con florcitas de retama...

¿Qué puede ofertar un pión

que no sean sus pobrezas...?
A veces me entra tristeza
y otras veces rebelión.
En más de una ocasión
quisiera hacerme perdiz,
pá probar de ser feliz
en un pago lejano.
Pero a la verdad, paisano,
¡Me gusta el aire de aquí!




El retiro


Muchos, para su retiro buscan el campo, la orilla del mar, la montaña; pero todo eso es relativo, teniéndo uno en su mano el recogerse en su interior y retirarse detro de sí mismo en el momento que se le antojare. En parte alguna podrá encontrar el hombre retiro más dulce y sosegado que en la intimidad de su alma, sobre todo si posee en sí altos objetos de contemplación, de los que basta mirar para recobrar al punto la tranquilidad. Y entiendo por tranquilidad el ánimo bien dispuesto y ordenado. Goza pues sin cesar de esta soledad y recobra en ella nuevas fuerzas.

Marco Aurelio


Arrevoire
Wikio

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