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Que se ponga !


Gila, siempre vigente.

Miguel Gila Cuesta (Madrid, 12 de marzo de 1919 - Barcelona, 13 de julio de 2001) fue un humorista español que nació en el barrio madrileño de Chamberí. Huérfano de padre a temprana edad y con dificultades económicas en su hogar, abandonó los estudios a los 13 años. Su primer trabajo fue de pintor de coches. Retomó sus estudios hasta el segundo grado de aprendiz de mecánica de aviación, y trabajó en los Talleres Elizalde de Barcelona. Posteriormente fue fresador en Construcciones Aeronáuticas SA (CASA), en Getafe.

Al estallar la Guerra Civil, como militante de las Juventudes Socialistas Unificadas se alistó como voluntario en julio de 1936 en el Quinto Regimiento de Líster.

En el Viso de los Pedroches (Córdoba) fue puesto frente a un pelotón de ejecución y logró salvar la vida. El fusilamiento se produjo al anochecer de un día lluvioso y los integrantes del piquete estaban borrachos, por lo que no le acertaron los disparos. Gila se hizo el muerto y logró sobrevivir. En su libro de memorias “Y entonces nací yo. Memorias para desmemoriados” (1995) relata así aquel episodio : "Nos fusilaron al anochecer; nos fusilaron mal. El piquete de ejecución lo componían un grupo de moros con el estómago lleno de vino, la boca llena de gritos de júbilo y carcajadas, las manos apretando el cuello de las gallinas robadas con el ya mencionado Ábrete Sésamo de los vencedores de batallas. El frío y la lluvia calaba los huesos. Y allí mismo, delante de un pequeño terraplén y sin la formalidad de un fusilamiento, sin esa voz de mando que grita: "¡Apunten!, ¡fuego!", apretaron el gatillo de sus fusiles y caímos unos sobre otros. Catorce saltos grotescos en aquel frío atardecer del mes de diciembre. Las gallinas tuvieron poco tiempo para respirar, el que emplearon los del piquete de ejecución en apretar sus gatillos. Y sobre la tierra empapada por la lluvia, nuestros cuerpos agotados de luchar día a día". Posteriormente fue hecho prisionero y trasladado a un campo de prisioneros en la localidad, también cordobesa, de Valsequillo.

Poco después, en diciembre de 1938, fue hecho prisionero en Extremadura. "Creo -es decir, estoy seguro- que mi identidad política terminó en diciembre del año 1938, en el frente de Extremadura, cuando, unos instantes antes de caer prisionero en manos de los moros de la 13ª División del general Yagüe, tuve que romper mi carné de las Juventudes Socialistas; pero la ideología que mamé en mi niñez, en mi casa de gente humilde y en las fábricas o talleres donde trabajé, sigue latente en mí. Lo que van a leer es el testimonio de un hombre que fue joven en una generación en la que el hambre, las humillaciones y los miedos eran los alimentos que nos nutrían".

Fue internado hasta mayo de 1939 en un campo de prisioneros, donde coincidió con el poeta Miguel Hernández. En sus propias memorias, “Pasó después por los penales de Yeserías,Carabanchel y Torrijos, y a continuación cumplió un servicio militar de cuatro años-

Empezó su trabajo como humorista gráfico en "La Exedra'", revista editada en Salamanca por un grupo de universitarios hacia los años 1943 y 1944 y, más tarde, en La Codorniz y en Hermano Lobo; pero, según su autobiografía, el éxito le llegó en 1951, cuando actuó en Madrid como espontáneo en el teatro de Fontalba, donde contó un improvisado monólogo sobre su experiencia como voluntario en una guerra. En la década de 1950, actuó en la radio.

En 1968, se "exilió" para huir de una paternidad no reconocida, fijando su residencia en la ciudad de Buenos Aires. Allí puso en marcha una compañía de teatro y la revista satírica "La gallina", también se destacó por sus actuaciones unipersonales en el programa Sábados circulares (creado y conducido por Nicolás Mancera). Hizo varias giras por toda Latinoamérica, incluyendo Venezuela, donde participó en el programa de humor "Radio Rochela" en Radio Caracas Televisión, invitado por el argentino Tito Martínez del Box,desde 1977 realizó giras también por España. Regresó definitivamente a España en 1985.El modo más frecuente de expresar su humor era mediante diálogos figurados (en realidad monólogos) al teléfono, cuyo costumbrismo ingenuo lindaba a veces con el surrealismo. En sus monólogos, cabe destacar que no utilizaba palabras malsonantes o polémicas. En tales fingidos diálogos telefónicos tenía una muletilla que se ha hecho famosa: tras preguntar por su supuesto interlocutor, Gila decía "¡que se ponga!". Falleció en 2001 a los 82 años en Barcelona, a causa de una insuficiencia respiratoria debida a una enfermedad pulmonar crónica que sufría.

Lo que sigue es una demostración del humor que nos hizo reír a muchos y que estamos recordando

Diario de un desgraciado por Gila


Cuando nací, el doctor fue a la sala de espera y le dijo a mi padre:

"hicimos lo que pudimos .....pero salió"

Mi padre me cogió en brazos y acto seguido me tiró al techo y dijo: "Si se queda pegado, es un murciélago"

Mi madre nunca me dio el pecho porque decía que sólo me quería como amigo.

Mi padre llevaba en la cartera la foto del niño que ya venía en la cartera.

Mi padre era imbécil. Trabajaba en un banco y lo atraparon robando bolígrafos.

Pronto me di cuenta de que mis padres me odiaban: mis juguetes para la bañera eran una tostadora y una radio.

Cuando era chiquito me regalaron un caballito de madera... y se murió.

Una vez me perdí. Le pregunté al policía si creía que íbamos a encontrar a mis padres. Me contestó: "no lo sé, chaval......hay muchos sitios donde se pueden esconder".

Trabajé en una tienda de animales. La gente no paraba de preguntarme cuánto iba a crecer.

Cuando me secuestraron, los secuestradores mandaron a mi padre un trozo de mi dedo. Mi padre dijo que quería mas pruebas.

El último deseo de mi padre moribundo fue que me sentara en su regazo.

Estaba en la silla eléctrica.

Un día me llamó una chica a casa diciéndome: "ven a casa, no hay nadie".

Cuando llegué a su casa no había nadie.

A mi mujer le gusta hablar conmigo después del sexo. El otro día me llamó a casa desde un hotel.

Una vez ingerí un frasco entero de tranquilizantes. El doctor me dijo:

"tómese una copa y acuéstese un poco".

Mi psiquiatra me dijo que me estaba volviendo loco. Yo le dije que quería una segunda opinión. "De acuerdo, también es usted feo".
 
 Una vez me iba a suicidar tirándome desde un décimo piso. Mandaron un cura para ayudarme. Sus palabras de ánimo fueron: "preparados, listos....".

Recopilado por David Gleiser

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